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Alberto Fernández Mateos

Dejar atrás la soledad, el miedo y la incertidumbre desde el cuidado y la prevención

Cómo recuperarse de los efectos emocionales negativos de la cuarentena

Desde los primeros meses de este año, gobiernos de todo el mundo tomaron dispociciones restrictivas con el fin de mitigar la propagación de una enfermedad muy contagiosa de la que poco se sabía. Por el imperio de la urgencia se adoptaron medidas radicales sin el habitual debate público o científico. Como el problema se presentó inicialmente como de carácter exclusivamente médico, los profesionales consultados fueron mayoritariamente infectólogos. En base a sus recomendaciones, se decidieron políticas que en muchos casos descuidaron otros aspectos sociales importantes como la economía, la educación y la salud mental. No se trata aquí de cuestionar lo que se hizo, sino de evaluar el daño y reflexionar sobre cómo podemos salir de la situación a la que llegamos como consecuencia de la pandemia y al cuarentena.

Ellen Townsend, profesora de psicología de la Universidad de Nottingham, fue impulsora de un reclamo multitudinario liderado por profesionales de la salud mental que determinó la vuelta de las clases presenciales en el Reino Unido. Ver nota en Infobae: https://www.infobae.com/america/mundo/2020/10/10/ellen-townsend-profesora-de-psicologia-de-la-universidad-de-nottingham-pusimos-a-la-gente-en-un-rincon-de-miedo-y-terror-como-la-sacamos-de-ahi/

Ellen nos habla de tres problemas que afectan la salud mental de todos, pero especialmente de los niños y adolescentes: la soledad, el miedo y la incertidumbre. Y también nos brinda soluciones muy simples que se podrían implementar desde el Estado, pero también desde los hogares.

El efecto negativo de la soledad para la salud mental está muy documentado, pero aún así condenamos a millones de niños y adolescentes a periodos prolongados de soledad. Ellen cita estudios que muestran claramente cómo las autolesiones, los pensamientos suicidas y los intentos de suicidio ya están aumentando en niños y adolescentes desde el comienzo de la cuarentena; y otros que comprueban que los efectos negativos del aislamiento pueden durar muchos años.

El miedo es una emoción natural que sirve para evitar peligros, pero sostener estados prolongados de miedo y terror perjudica la salud mental. La enfermedad es un riesgo real que exige precauciones, pero cuando desde los medios y el Estado se insiste en campañas de miedo para condicionar el comportamiento social, el natural miedo a la enfermedad puede generar más daño que beneficio.

La incertidumbre a la que se ve sometida la población no deriva solamente de la evolución de la pandemia, sino también de medidas restrictivas, muchas veces arbitrarias, por parte de las autoridades y, en el caso de los niños y adolescentes, también de los mayores a cargo. Haber perdido todo control sobre lo que pasa en nuestras vidas, qué podremos hacer o cuándo, puede sumir a muchas personas en la depresión. Todos necesitamos volver a la rutina para recuperar nuestro pequeño ámbito de control. Especialmente los niños y adolescentes lo necesitan ya que su mundo fue totalmente trastocado por las necesidades epidemiológicas.

No podemos negar que el Covid-19 es un peligro real que exige medidas de prevención y también medidas restrictivas. Pero no es el único peligro que enfrentamos. En los próximos años podríamos ver incrementados los trastornos mentales y también las muertes a causa de suicidio que ya constituyen una verdadera pandemia con cerca de un millón de víctimas al año en todo el mundo, por lo que las medidas que se tomen, tanto a nivel público como personal y familiar, deberían contemplar también este aspecto.

Las soluciones que propone Ellen son tan elementales que podrían parecernos ingenuas, aunque en estos tiempos son revolucionarias: “que los chicos jueguen y que los adolescentes interactúen”. Tan simple como eso y a su vez tan difícil de implementar en tiempos de pandemia. No podemos en momentos en que la circulación del virus sigue siendo alta descuidar las medidas de prevención, pero necesitamos recuperar el cara a cara, las rutinas y la interacción en el mundo real. Apelar más a la responsabilidad y menos al miedo, devolverle a las personas de todas las edades algún grado de control sobre sus propias vidas y, por supuesto, brindar asistencia a los más afectados emocionalmente por las medidas restrictivas.

Si usted se siente particularmente afectado emocionalmente por las medidas adoptadas durante la cuarentena, no dude en buscar ayuda. Para ello, ponemos a su disposición, entre otros servicios, nuestra Línea de Asistencia al Suicida.


 

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.

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