Entre los factores protectores para la prevención del suicidio que señala la OMS, el apoyo de familiares, amigos u otras personas figura en primer lugar. El problema es que entre el 25 y el 33% de las personas no cuentan con este recurso.
La soledad es la problemática que con mayor frecuencia refieren las personas con ideación suicida y se transformó en la gran epidemia de nuestra época afectando la salud física y mental en varias formas: Ver informe del diario El País
No hablamos aquí de la soledad elegida de quien decide vivir solo pero mantiene una vida social que le resulta satisfactoria. Tampoco hablamos de “estar solo” sino de “sentirse solo”, incluso teniendo amigos o viviendo con una familia numerosa.
Cualquiera puede sentirse solo después de una separación o al mudarse lejos de su lugar de origen pero, en muchos casos, la soledad se vuelve crónica y se relaciona con la dificultad de muchas personas para relacionarse con otros o para mantener en el tiempo dichas relaciones.
Otra parte del problema es sin duda cultural, de otra manera no se explicaría que la cantidad de personas con soledad crónica vaya aumentando año tras año y sea mayor en los países más desarrollados. Dicho de otra manera, es cada vez más difícil en las sociedades modernas construir vínculos sólidos. Esto es lo que el filósofo Zigmunt Bauman bautizó como “modernidad líquida” caracterizada por la inmediatez, la utilidad, la falta de compromiso y el cambio.
Las redes sociales se presentaron como la solución tecnológica al problema de la soledad, pero en general han logrado el efecto contrario. Muchos usan las redes para compartir experiencias con sus seres queridos y esto puede ser positivo; pero en numerosas ocasiones se las emplea para reemplazar los encuentros reales. La cantidad de vínculos en la web se multiplican pudiendo llegar a miles, pero estos se vuelven frágiles, superficiales y reemplazables. Cada uno de nosotros podemos sentirnos reemplazables en la sociedad híper-conectada. Nada de esto evita o reduce nuestro sentimiento de soledad.
De una u otra forma, las relaciones profundas, las que implican compromiso e intercambio a nivel emocional, se han vuelto más difíciles. Tomar consciencia de esto puede ayudar. Si bien el grupo es el hábitat natural del ser humano, en las sociedades modernas donde hay tantas oportunidades para relacionarse, paradójicamente, los grupos se han vuelto endebles, lo cual requiere de nosotros un trabajo adicional para sostener nuestros grupos de pertenencia.
Otras acciones positivas en el sentido de prevenir la soledad crónica son:
Buscar actividades grupales: La familia, la escuela y el trabajo suelen ser grupos de pertenencia efectivos para muchas personas, pero esto no siempre es así o no siempre es suficiente. Por eso es importante buscar otras actividades como clubes, talleres o cursos que, además de resultarnos placenteras, nos permitan la interacción grupal.
Ser tolerantes: especialmente con los aspectos que menos nos gustan de otras personas. No olvidemos que todos somos seres humanos y como tales tenemos defectos y virtudes, si aprendemos a valorar lo que nos gusta y a tolerar lo que no nos gusta en las personas, será más fácil hacer relaciones o mantener las que ya tenemos.
Mostrar empatía: Las personas se comunican con sus expresiones emocionales, tal vez más que con las palabras. La empatía es la capacidad de interpretar y responder adecuadamente a los estados emocionales de otros. Si podemos acompañar al otro tanto en sus tristezas como en sus alegrías la relación seguramente se fortalecerá. Hay personas que hacen esto naturalmente, pero para todos es una habilidad que se mejora con la práctica, sólo es cuestión de estar atentos, saber mirar los detalles, saber escuchar y no temer expresar lo que sentimos.
Las personas que logran superar la soledad crónica tienen vidas más saludables, más felices y corren menos riesgo de desarrollar pensamientos suicidas. Vale la pena intentarlo.
Sobre la importancia de las relaciones interpersonales en la prevención del suicidio lea también nuestro apartado Usted puede prevenir un suicidio.
Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autor.