La post modernidad trajo confort, seguridad y libertad como nunca antes se conoció en el mundo, pero con ellos debilitamiento de los vínculos interpersonales, desamparo emocional y soledad también inéditos. Paradógicamente, en la sociedad hiperconectada del siglo XXI, donde cualquier persona lleva en su bolsillo un teléfono con cientos de contactos y varias formas de comunicarse con cada uno de ellos en forma instantanea, la soledad y el desamparo que sienten las personas se ha vuelto más fuerte que nunca. Tener relaciones profundas y duraderas se hace cada vez más difícil. La cantidad de personas que viven solas sigue creciendo como así tambien la de quienes aún viviendo con familiares o conocidos tienen muy poco diálogo con ellos.
Estas situaciones no son para nada naturales. Los seres humanos somos gregarios y nuestro aparato psíquico evolucionó para la interacción cotidiana. Estar o vivir solo no es gratuito. Los trastornos mentales relacionados con la soledad como la depresión o la ansiedad generalizada también se multiplican. Tanto la soledad como las enfermedades relacionadas con ella son factores de riesgo de la conducta suicida por lo que en los paises donde los vínculos interpersonales se deterioran es esperable que las tasas de suicidio tambien aumenten o, al menos, que no desciendan, anulando los esfuerzos que se hicieron en otras áreas.
Así las cosas, la soledad se ha transformado en un problema social profundo y peligroso que, en general, los gobiernos prefieren ignorar. Por suerte hay excepciones y estas podrían estar marcando un camino para que la sociedad integre a aquellos que, por diferentes circunstancias, han quedado emocionalmente excluídos. En 2020 Inglaterra creó un ministerio para ocuparse de los problemas de la soledad. Japón, que ya disponía de políticas públicas en tal sentido, decidió unificarlas en una sola cartera creando también el Ministerio contra la Soledad este año. Ver informe en El País de Madrid.
Podría pensarse que en épocas de pandemia los gobiernos tienen asuntos más importantes de que ocuparse, sin embargo, la soledad no es un problema menor. En 2020 Japón registró más de 21.000 muertes a causa de suicidio, muchas de ellas relacionadas con la soledad, más del doble que las defunciones por coronavirus. Además, los problemas que conlleva la soledad: riesgo de suicidio, trastornos físiológicos y trastornos psíquicos, aumentaron durante los meses de pandemia. La soledad es un problema acusiante, no solo en Japón sino en todo el mundo. Debemos ocuparnos ahora.
Sin embargo, sabemos que en estas latitudes aún falta mucho para que los gobiernos realmente atiendan problemas de salud pública como la soledad, por eso es importante que multipliquemos las acciones individuales y comunitarias brindando escucha, apoyo y contención a nuestros contactos cercanos que viven o se sienten solos, y evitando juzgar o discriminar estas condiciones.
Por nuestra parte, desde el Centro de Asistencia al Suicida, es lo que intentamos hacer atendiendo miles de llamados cada año de personas a las que le duele su soledad. Si Usted siente que su soledad lo sobrepasa y necesita orientación o simplemente escucha, contención y compañia, no dude en llamar a nuestra Línea de Asistencia al Suicida.
Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.