top of page

La motivación como recurso en la prevención del suicidio


ree

Simon Sinek nos presenta un libro extraordinario que nos ayuda a entender cómo ocurren las cosas y cómo podemos intervenir para que las cosas ocurran.

Empieza con el por qué es el título y la idea central de su obra que podría tener un alcance mucho mÔs profundo, incluso del que su autor imaginó. Tanto es así que Empieza con el por qué debería ser la idea central de nuestras vidas. Simon Sinek nos muestra cómo las personas y las organizaciones dedicamos mucho tiempo a pensar qué hacer, cómo hacerlo e incluso para qué hacerlo, pero con frecuencia olvidamos el por qué. Hay incluso una explicación neurológica para esto: los centros cerebrales relacionados con la toma de decisiones no se conectan directamente con los centros de procesamiento del habla. Por ese motivo, nos cuesta poner en palabras nuestras motivaciones profundas. Sin embargo, esta es una tarea a la que vale la pena dedicarle un tiempo, porque la motivación es la base de todo. Pensar en el qué, en el cómo, y en el para qué olvidando el por qué es como preparar un auto de carrera y olvidar el combustible. La analogía es vÔlida porque la motivación es lo que impulsa en nuestras vidas. Lo otro también es importante, pero cuando falta la motivación todo se desmorona.

Por el contrario, las personas y las organizaciones que cuentan con una motivación sólida pueden llegar a alcanzar grandes logros. Entre los ejemplos que nos trae Simon Sinek estÔn Steve Jobs, J. F. Kenedy y Martin Luther King; podríamos citar a muchísimos mÔs. Todos ellos sabían por qué hacían las cosas que hacían: Jobs quería que la vida fuera mÔs fÔcil para la gente común mediante el acceso a la tecnología, JFK soñaba con una nación poderosa que conquistara el espacio ampliando los límites de la humanidad, y Martin Luther King imaginó un mundo en el que las diferencias entre los seres humanos no importaran y todos nos trataramos como hermanos. Todos ellos fueron seguidos por multitudes (las motivaciones muy fuertes suelen contagiar a otros). Todos impulsaron grandes cambios sociales. Sin embargo, hay un aspecto del que se habla poco y, tal vez sea el mÔs importante: las personas con motivaciones sólidas suelen construir un sentido de su existencia también sólido. Y esto último es vÔlido para todos, no solo para los grandes líderes. Por eso Viktor Frankl citaba a Nietzsche cuando hablaba de la búsqueda de sentido:

Aquél que tiene algo por qué vivir es capaz de enfrentar todos los cómo.

Es ahí donde la conexión con nuestras motivaciones, con el por qué de lo que hacemos, no solo se constituye en una herramienta invaluable para ejercer liderazgo o para el éxito personal, se vuelve imprescindible para la propia supervivencia.

Algunos de los consultantes de nuestra lĆ­nea de asistencia al suicida lo dicen directamente: ā€œno encuentro motivación para seguir viviendoā€. Otros ponen en primer plano los problemas y las circunstancias que estĆ”n atravesando: preguntan quĆ© hacer, cómo seguir adelante o para quĆ© vivir. Sin embargo sabemos que, en todos los casos, la pregunta fundamental es por quĆ©. AquĆ©l que sabe por quĆ© estĆ” en este mundo puede resolver todo lo demĆ”s. Por eso, la tarea del voluntario es ir mĆ”s allĆ” de la circunstancia o el problema actual, indagar en las motivaciones profundas del consultante, aĆŗn cuando en el presente se vean dĆ©biles y deshilachadas. Como tambiĆ©n decĆ­a Viktor Frankl, entretejer esos hilos hasta constituir una urdiembre con la suficiente consistencia. Volver a conectar a las personas con el por quĆ© de su existencia debe ser siempre el principal objetivo en la asistencia a personas con ideación suicida.


Pero, ¿qué es el por qué? ¿cómo lo distinguimos de qué, el cómo o el para qué? Solo como ejemplo, en el Centro de Asistencia al Suicida sabemos qué hacemos: prevención del suicidio; sabemos cómo hacerlo: mediante la formación, la difusión y la asistencia directa a personas en crisis; y sabemos para qué lo hacemos: para que mÔs personas encuentre la escucha y la contención que necesitan. Pero, mÔs importante que todo esto, es que sabemos por qué donamos nuestro tiempo y nuestro esfuerzo a esta tarea: porque creemos que un mundo mejor, en el que la escucha y la contención sean la regla, es posible. Esta es la certeza que nos impulsa y nos da fuerzas para continuar. Puede parecer utópico, pero las motivaciones mÔs profundas no tienen por qué ser realizables. Lo importante no es la meta sino el camino. Jobs no llegó a ver ese el mundo ideal en que todos pudiéramos acceder a la tecnología, Kenedy ni siquiera vió a un hombre poner un pie en la luna y la lucha contra la discriminación que impulsó Luther King sigue siendo una batalla en curso. Nada de eso pudo impedir que estas personas y muchas otras se levantaran cada día sabiendo por qué luchar.

Todos podemos encontrar nuestro por quĆ© y conectarnos con Ć©l. Para quienes aĆŗn lo estĆ©n buscando, una buena alternativa es explorar las grandes ideas. Como decĆ­a Benjamin DisraelĆ­, ā€œla vida es demasiado corta para hacerla pequeƱaā€. No importa si somos lĆ­deres de una nación, estudiantes o cajeros de un supermercado. Las grandes ideas nos conectan con lo grupal, nos dan sentido de pertenencia. Todos, desde cualquier lugar que ocupemos en la sociedad podemos impulsar cambios positivos. Al hacerlo no solo estaremos brindando un servicio al mundo, tambiĆ©n encontraremos motivación, un por quĆ© para vivir y sentido para nuestras existencias.

Si usted siente que le resulta difƭcil encontrar el por quƩ de su existencia, no dude en llamar a nuestra Lƭnea de Asistencia al Suicida.


Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.



bottom of page