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Emociones en la época de fiestas de fin de año


Cuándo estar atentos a ellas es preventivo y la presencia frente a otros sanadora.

Cuando llegamos a esta época del año muchos sentimientos y emociones surgen, tanto frente a las Fiestas como frente a lo que, nos lo propongamos o no, aparece como una suerte de balance del año.

Por alguna razón es bastante generalizado el hecho de volver a aquella lista que cuando comenzó el año se hizo en la cabeza, repasarla y encontrarse con los logros y con los pendientes.

Y muchas veces en corto tiempo se quiere cumplir con los pendientes. Y de lo más variados, desde la dieta al tramite inconcluso, las materias de la facultad fijadas como objetivo o el curso de pintura, hasta los encuentros o conversaciones para aclarar temas con algunas personas.

Sobreviene el apuro, la corrida, el estres, y por ende la frustración por lo no cumplido. Nos inundan diversidad de emociones: enojo, alegría, aburrimiento, tedio, satisfacción, temor, angustia, etc. Sin duda, las fiestas y la finalización del año requieren regular emociones, estar atentos a las propias y a las de quienes nos rodean, prevenir conductas de asilamiento y autodestructivas, y por sobre todo realizar aprendizajes con miras al futuro y conectarse con esos objetivos y emociones más integralmente a lo largo del año.

Desde el Centro de Asistencia al Suicida observamos, escuchando a quienes nos consultan que muchas de estas emociones, especialmente las vinculadas a la tristeza, a la frustración por lo no concretado o resuelto, al dolor por las pérdidas y duelos, irrumpen en estas épocas con mayor intensidad que en tiempos de rutina.

Son fechas donde las ausencias se hacen más presentes que nunca, y personas con vulnerabilidades emocionales pueden evidenciar depresion, desvitalización, y por ende experimentar sentimientos de huida, fantasías de desaparecer, incluso de suicidio en definitiva cuando no se encuentra el sentido a lo que se está transitando.

Es cuando la necesidad de estar atentos a las emociones, como decíamos tanto propias como de los seres queridos que nos rodean en los distintos ámbitos donde desarrollamos nuestra vida, es más imperioso. Para ello la comunicación es la mejor herramienta de prevención de ideaciones suicidas, requiere estar atentos, mirar al otro, escucharlo, en cada una de sus expresiones, no subestimar ninguna, no dejarlo solo.

Estar atento, escuchar y una presencia amorosa al lado del que está más triste es parte de la prevención del suicidio. Muchas veces son necesarias palabras de aliento, muchas otras no son necesarias casi ni palabras. Pero la presencia humana y empática que dice “acá estoy, no estás solo/a” es sanadora. Y es el principio para que la persona ensimismada en su problemática o tristeza perciba que es importante para otro, y es desde allí que puede comenzar a vincularse nuevamente.

También muchas veces no hay otro cercano y disponible, pero es esperanzador saber que hay una línea de prevención con una persona dispuesta a la escucha. Nuestra línea del Centro de Asistencia al Suicida, anónima, gratuita y confidencial brinda asistencia telefónica y también en nuestra página se puede acceder a varias artículos que hablan de la comunicación, del acompañamiento y brindan herramientas de prevención.

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.


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