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El suicidio en el fútbol argentino


La reciente muerte a causa de suicidio de Santiago “Morro” García volvió a enlutar al fútbol argentino y a poner sobre la mesa de debate las condiciones de un deporte que, según nos cuenta el psicólogo Marcelo Roffé, cuida mucho del cuerpo de los jugadores pero no de sus mentes. Ver informe en TyC Sport.


El Morro García es solo un caso más en una lista trágicamente larga de jugadores que terminaron su vida a causa de suicidio. Entre ellos Alberto Pedro Vivalda , Mirko Saric , el boliviano Ramiro Castillo , Luis Ibarra , Sergio Schulmeister, Héctor "Pachi" Larroque, Mariano Gutiérrez, César Borda, Julio César Toresani, Leandro Cogrossi, y decenas de jugadores de las divisiones inferiores que no llegan a los medios de comunicación.


Los procesos y los aparentes desencadenantes de todos estos casos son muy variados. Algunos toman la funesta decisión estando en actividad y otros luego del retiro, en algunos el deporte parece haber influido y otros parecieran estar más relacionados con diferentes aspectos de sus vidas. Todos, sin embargo, compartían una actividad de alta exigencia en un ambiente muy competitivo.


La psicoanalista Natalia Brunati nos explica: “Los forman desde muy chicos en una idea de ser futbolistas, ser exitosos y meter goles, pero no sé si los preparan para la finitud”. A esto podríamos agregar que tampoco se los prepara para la frustración de la derrota o de un mal desempeño personal. El retiro a edades muy tempranas y después de mucha exposición pública puede resultar difícil de gestionar, pero aún en actividad los futbolistas tienen que manejar circunstancias y emociones que no son las comunes. El futbolista retirado Rodolfo Graieb nos da algunos ejemplos: “saber controlar mucho dinero de golpe o poder decir que no a aquellas personas que se arriman simplemente para sacarte plata. ...manejar el repudio ante alguna mala actuación o el caso inverso, sentir que todos te quieran o idolatren por jugar bien a la pelota, cuando somos personas como ellos”.


La mercantilización de un juego que debería servir para divertir y cultivar valores positivos como la amistad y el trabajo en equipo, y que en cambio transforma a los jugadores en piezas útiles de una maquinaria deportiva cuyo único objetivo es ganar, resulta evidente. Sin embargo, aunque está claro que las circunstancias del futbolista son muy particulares, hay muchas otras actividades en las que la competitividad y la exigencia pueden llevar a algunos a situaciones de profunda frustración. Tal vez el futbol sea solo un espejo que nos permite ver como actuamos y cuales son los valores que prioriza nuestra sociedad.. El futbol debería buscar un equilibrio y, sin dejar de perseguir la excelencia, contemplar también aspectos humanos; pero todos deberíamos hacerlo, cada uno en la actividad que realice. Más allá de los desafíos profesionales que tengamos que afrontar, debemos tomarnos el tiempo para escuchar al otro, saber qué le pasa, humanizar nuestra tarea.


El suicidio es una decisión individual por lo que no siempre se puede evitar, pero si cada uno de nosotros, o al menos una gran mayoría, sin descuidar nuestras tareas cotidianas y nuestros objetivos profesionales, tomara conciencia de la necesidad de humanizar las actividades humanas; mirando al otro, teniendolo en cuenta, escuchandolo y haciendole saber que es su vida es importante, seguramente podremos construir un entorno más seguro para nosotros y para nuestros seres queridos.


Si usted no encuentra contención en su entorno social y necesita hablar de lo que le pasa, no dude en llamar a nuestra Línea de Asistencia al Suicida.


 

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.


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