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Bullying y suicidio adolescente: El fracaso de la escuela


El suicidio adolescente es una epidemia que avanza, ya en muchos países llega a ser la principal causa de muerte de ese segmento etario; y el bullying o acoso escolar, una de sus principales causas. Los docentes se defienden diciendo que el problema los excede y excede a la escuela misma. El acoso puede ocurrir en el aula sin que el profesor se dé cuenta, puede ocurrir también puertas afuera de la escuela y se potencia en las redes sociales. Lo cierto es que muchos adolescentes sometidos a acoso manifiestan no querer ir a la escuela porque sienten que allí están los acosadores.

La escuela, como hoy la conocemos es un invento moderno fruto de la Revolución Francesa. Antes de eso, los ricos se educaban con preceptores en sus casas y los pobres no recibían más educación que la que sus padres pudieran darles (en general muy poca). La idea de crear una institución donde todos los educandos concurrieran juntos a recibir educación obedeció, y obedece, no sólo a cuestiones prácticas sino al concepto de la educación como un proceso de socialización. Se pretendía, y se pretende, que los jóvenes adquieran no sólo conocimientos académicos sino que aprendan las normas de la convivencia. Algo falló en el camino ya que, cada vez más, nuestros hijos se acosan mutuamente, se agreden y muchas veces mueren a causa del sufrimiento infringido en la escuela.

Los adultos fracasamos en nuestros intentos de imponer el orden y las normas de convivencia, finalmente nos rendimos y acusamos a otros (los medios, las redes sociales, las familias o la sociedad entera). Renunciamos a nuestra responsabilidad como educadores de mejorar esa sociedad que criticamos. En este documental sobre el acoso escolar https://www.youtube.com/watch?v=qJNZVuCu0HE los propios chicos, victimas del acoso, nos dicen dónde puede estar la solución del problema.

Los acosadores, por lo menos los más activos, siempre son una minoría. Desde la mirada del adulto esta minoría es muy difícil de identificar y por eso siempre escapan a nuestros controles. La intervención directa no funciona o no es suficiente. En lugar de limitarnos a perseguir a los acosadores deberíamos darle poder a los acosados. Debemos enseñar a la mayoría de chicos que no quieren ser acosados a que se defiendan. Que identifiquen el acoso y no se sumen a los instigadores, que observen, que apoyen a sus compañeros y que hagan público el acoso. Cuando en un curso un solo chico es acosado hay algo que todo el curso no aprendió, algo que no supimos enseñarle. Y esto no se arregla cambiando al acosado de escuela ni castigando a un acosador, sino enseñando en las familias y en la escuela valores tales como la tolerancia hacia el diferente, la solidaridad ante el infortunio del compañero y el valor para luchar contra la injusticia.

Imagino una escuela donde nuestros hijos aprendan a convivir en paz (¿no era ese el propósito de la escuela?). Donde nuestros hijos ya no sufran a causa del acoso. Donde nuestros hijos ya no mueran.

Centro de Asistencia al Suicida


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