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No estamos viendo las consecuencias a largo plazo de la cuarentena


Frente a la pandemia de covid-19 que ya se extendió por todo el planeta, los gobiernos han implementados diversas estrategias sanitarias cuyo fin último es reducir el impacto de la enfermedad y, especialmente, evitar muertes. Los argentinos, en principio nos sumamos a la propuesta de aislamiento social con un altísimo nivel de adhesión, con la esperanza de dejar atrás en poco tiempo esta calamidad. Con el correr de los meses, nos fuimos enterando de que la lucha contra el covid-19 iba a ser mucho más prolongada y los resultados obtenidos no serían los esperados. En base a esto se reabrió el debate: ¿la estrategia empleada fue la mejor?, ¿qué hicieron otros países?, ¿cómo deberíamos seguir de aquí en más?

Como un aporte más a esta discusión, la semana pasada, Fabián Doman, en su programa Intratables, entrevistó al médico e investigador argentino radicado en Suecia Cristian Duré. Ver entrevista.

Suecia adoptó una estrategia sanitaria radicalmente distinta a la de Argentina: se priorizaron las libertades individuales, el sostenimiento de la economía, el mantenimiento del estilo de vida de la población y la continuidad del proceso educativo de niños y jóvenes. Los resultados, medidos en términos de mortandad, hasta el momento, fueron parecidos a los nuestros, pero lo que Cristian Duré nos advierte es que no estamos viendo la mortandad a largo plazo.


Cristian explica este concepto: En los países pobres hay mayor mortandad por diversas causas, desde desnutrición hasta falencias en los sistemas de salud; por eso no deberíamos separar salud de economía. “Separar salud de economía es como separar un auto de su motor”, nos dice. Pero además, el aislamiento prolongado de niños y adolescentes generará consecuencias que aún no podemos evaluar. Existen estudios que relacionan la desatención y el maltrato infantil con mayores indices de suicidio durante toda la vida, pero nunca antes se han confinado tantos chicos durante tanto tiempo por lo que el resultado a largo plazo es impredecible. Sabemos sí que la escuela cumple una función importante durante la infancia y la adolescencia, no solo para impartir educación formal sino también para el desarrollo psicológico y el aprendizaje de habilidades sociales de los educandos. La teleconferencia puede, en el mejor de los casos, orientarlos en el aprendizaje de contenidos conceptuales, pero de ninguna manera reemplaza la interacción social con los pares tan importante a edades escolares.

El virus que provoca el covid-19 aún circula fuertemente en nuestro país por lo que no podemos desatender las medidas de prevención recomendadas, pero también debemos pensar en el futuro y cuidar a nuestros hijos. Saber que todo esto los puede estar afectando, escucharlos, brindarles contención, entender sus ganas y su necesidad de interactuar con sus pares y consensuar las estrategias adecuadas para que puedan hacerlo respetando las recomendaciones de salud pública.


Cuando pensamos en cuidar a nuestros hijos, también deberíamos pensar en los aspectos psicológicos. No debemos olvidar que el suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte entre adolescentes, incluso en tiempos de pandemia. Entre todos debemos evitar que este problema se agrave en el futuro.


Si se siente particularmente afectado por las cuestiones tratadas en esta nota y cree que necesita hablar con alguien, no olvide que tiene a su disposición nuestra Línea de Asistencia al Suicida.

 

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.

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